Enero 2011. Numero 183.
Por Ignacio Ramonet.
El 30 de septiembre pasado, el principal regimiento de policía de Quito se sublevó contra el Presidente Rafael Correa que está llevando a cabo audaces reformas progresistas en Ecuador. El intento de golpe de Estado causó 8 muertos y 275 heridos, pero fue abortado. ¿Qué lecciones políticas ha sacado el Presidente de esa tentativa de derrocamiento? Para hablar de ello, de la Revolución Ciudadana, de la evolución de América Latina y de diferentes frentes de política internacional, Rafael Correa nos recibe en el salón protocolar del Palacio Carondelet, en Quito.
Ignacio Ramonet: La tentativa de magnicidio del 30 de septiembre, usted la ha calificado de Golpe de Estado [i] . Algunas personas dicen que no lo fue. ¿Por qué considera usted que fue un Golpe y no un simple motín policial?
Rafael Correa: Mi querido Ignacio, resulta que no sólo yo, sino lo propios países de Iberoamérica quienes han declarado, en la última cumbre de Mar del Plata, su rechazo al "golpe de Estado del 30 de septiembre en Ecuador" porque de eso no hay ninguna duda. Sólo un ciego podría negarlo. Quien lo duda es esa prensa corrupta que no busca la verdad; busca hacerle daño al Gobierno. Si nosotros decimos blanco, ellos tienen que decir negro, sólo para desgastar al Gobierno. Pero en todo caso, en base simplemente a la sociología política latinoamericana, dada la historia de América Latina, un motín de una fuerza armada ya se considera Golpe de Estado.