Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R. |
La guerra por encargo de EE.UU. contra el presidente afgano Hamid Karzai ha dado un giro malicioso que debilita los frágiles equilibrios políticos del país. Washington está descontento por las acciones de Karzai para acelerar la reconciliación con los talibanes, mientras sus argumentos a favor de una iniciativa regional y su programa de una política exterior de múltiples vectores cuestionan las estrategias regionales de EE.UU.
EE.UU. caricaturiza a Karzai como un dictador de pacotilla, argumentando que es “antidemocrático” ya que decidió postergar un mes la convocatoria de un nuevo parlamento. La comisión electoral aprobó los resultados de la elección y la renuencia de Karzai a aceptar los resultados lo proyecta de la peor manera.
Sin embargo, Karzai no tiene otra alternativa que formar un tribunal especial para analizar los resultados de la elección. Cerca de la mitad de la población está compuesta por pastunes y, sin embargo, un 7% de los escaños parlamentarios han sido “ganados” por no pastunes. Los hazara constituyen un 10% de la población, pero han “ganado” un 20% de los escaños, incluso en regiones dominadas por pastunes.