VOLTAIRE
El importante artículo de Alfred McCoy publicado el 30 de marzo de 2010 [1] en el TomDispatch debería haber incitado al Congreso a movilizarse para emprender una verdadera reevaluación de la aventura militar totalmente imprudente de Estados Unidos en Afganistán.
La respuesta a la pregunta que plantea el título de ese artículo –«¿Hay alguien capaz de pacificar el mayor narcoEstado del mundo?»– salta a la vista en ese mismo artículo. Es un resonante «¡No!»… si no se modifican fundamentalmente los objetivos y estrategias definidos, tanto en Washington como en Kabul.
McCoy demuestra claramente que:
el Estado afgano de Hamid Karzai es un narcoEstado corrupto, que obliga a los afganos a pagar sobornos ascendientes a 2 500 millones de dólares al año, cifra equivalente a la cuarta parte de la economía del país.
la economía afgana es una narcoeconomía: en 2007, Afganistán produjo 8 200 toneladas de opio, cifra que representa el 53% del PIB nacional y el 93% del tráfico de heroína a nivel mundial.