Director de la carrera de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.
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El año pasado nos dejó una relación complicada entre Estados Unidos y la República Popular de China, tanto por las acciones de cada uno como por las realidades geopolíticas que trascienden el este de Asia. Sin embargo, 2011 empieza con un gran esfuerzo de ambos gobiernos para encontrar espacios diplomáticos que permitan trabajar hacia el logro de los intereses que tienen en común, aunque las distancias en los medios para cumplirlos sean abismales.
En esto, un hado se cierne sobre ellos: Beijing y Washington se necesitan mutuamente hoy para enfrentarse mañana, inevitablemente, en un sistema que no admite el reparto equitativo del poder entre dos potencias.
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