La guerra de divisas queda aparcada hasta la reunión del G-20 en noviembre
La guerra de divisas se mantiene como una cuestión abierta que se tratará en las próximas reuniones del G–20, ya que en la reunión preparatoria celebrada este fin de semana en Gyeongju (Corea del Sur) –preparatoria para la cumbre de Seúl, prevista para noviembre–, únicamente se acordó una declaración de intenciones para rechazar las “devaluaciones competitivas” de las divisas.
La cuestión que aglutinó el protagonismo de la reunión fue la necesidad de modificar el reparto de poder entre los países que componen el FMI, para dar mayor cuota a los emergentes.
El déficit comercial de Estados Unidos con China ha desatado en los últimos años presiones de Washington para que Pekín revalúe la moneda nacional, el yuan, lo que, unido a la compra de deuda estadounidense que China ha emprendido a raíz de la crisis, ha destapado el temor a una “guerra de divisas” internacional en la que podrían verse afectadas también la UE y otras potencias emergentes. Lo único que consensuaron los ministros de Finanzas del G–20 este fin de semana fue un acuerdo de intenciones en el sentido de no infravalorar sus monedas para impulsar las exportaciones y mantener en “niveles sostenibles” los desequilibrios de sus balanzas de pago por cuenta corriente.
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