La Reserva Federal, luego de hacer tanto para crear los problemas en los que ahora está atascada la economía, luego de haber pensado de forma errónea que incluso luego de que reventó la burbuja inmobiliaria los problemas estaban contenidos, y luego de haber subestimado la severidad del problema, ahora quiere hacer una contribución para impedir que la economía se hunda en un malestar al estilo japonés. ¿Cómo? Como anunció el presidente de la Fed Ben Bernanke la semana pasada, a través de compras a gran escala de bonos del Tesoro de EE.UU., lo que se conoce como alivio cuantitativo, o AC.
La Fed tiene razón al preocuparse.
Si el desempleo alto continúa, EE.UU. enfrenta el riesgo de perder capital humano a medida que se erosionan las destrezas de los desempleados. Entonces será cada vez más difícil bajar la tasa de desempleo a niveles cercanos a los que prevalecían a mediados y fines de los años 90, y la mayor tasa de desempleo y la menor producción harán que las actuales previsiones pesimistas del presupuesto de la Oficina de Presupuesto del Congreso de EE.UU. parezcan optimistas.
El problema es que, con las tasas de interés cerca de cero, es poco lo que puede hacer la Fed para reimpulsar la economía, y cometer un error puede causar daños considerables. En 2001, las (entonces) tasas de interés en mínimos históricos no resucitaron la inversión en plantas y equipos. En cambio, reemplazaron la burbuja tecnológica con una burbuja inmobiliaria aún más peligrosa. Ahora lidiamos con el legado de esa burbuja, con capacidad excesiva en bienes raíces y apalancamiento excesivo en los hogares.