sábado, 30 de octubre de 2010

Dilma: la importancia de una mujer en la Presidencia

LEONARDO BOFF
EL PAÍS.CR

Hay dos formas principales de estar presentes en el mundo: por el trabajo y por el cuidado. Como, a diferencia de los animales, somos seres sin ningún órgano especializado, estamos obligados a trabajar para sobrevivir, es decir, tenemos que sacar de la naturaleza todo lo que necesitamos. Para ello, usamos la razón práctica, la creatividad y la tecnología. Aquí necesitamos ser objetivos y efectivos, pues en caso contrario sucumbimos a las necesidades. En la historia humana, por lo menos en Occidente, se ha instaurado la dictadura del trabajo. Este ya no es una obra sino que ha sido transformado en un medio de producción y vendido en forma de salario, lo cual implica competición y devastación atroz de la naturaleza y perversa injusticia social. Representantes principales, aunque no exclusivos, del modo de ser del trabajo son los hombres.

La segunda forma es el cuidado. Tiene en su centro la vida y las relaciones interpersonales y sociales. Todos somos hijos e hijas del cuidado, porque si nuestras madres no hubiesen tenido infinito cuidado con nosotros cuando nacimos, algunas horas después habríamos muerto y no estaríamos aquí para escribir sobre estas cosas. El cuidado tiene que ver más con sujetos que interactúan entre sí que con objetos a ser gestionados. El cuidado es un gesto amoroso para con la realidad.

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