lunes, 4 de octubre de 2010

Golpe en Ecuador: otro acto del libreto

Las Provincias


Los golpistas ladran en América Latina. Razones no les faltan. La proliferación de gobiernos democráticos populares durante la última década debe preocuparles, porque lo que pudieran considerar experimentos efímeros resulta que llegaron para quedarse. El panorama ha cambiado más allá de lo admisible: los Videla, Pinochet, Banzer o Stroessner han sido sustituidos por los Morales, Mújica, Correa o Chávez. A estos últimos, con sus diferencias, les une un denominador común que podría resumirse en la propuesta de refundar sus pueblos para integrar a los excluidos sobre la base de un apoyo mayoritario; pueblos que los han llevado al poder por sus esperanzas en un cambio profundo que deje en el pasado –nunca en el olvido- la presencia de gobiernos torturadores, ladrones y racistas. No en vano la consigna de Alianza País, con la que la coalición liderada por Correa ha ganado todas las elecciones en Ecuador desde hace ya cuatro años, recibe el nombre de “revolución ciudadana”.

Así como lo vieron descorbatándose en el balcón, frente a los abucheos de la policía amotinada, pidiendo a los golpistas que dejaran de esconderse cobardemente y tuvieran el coraje de enfrentarse a él, así es Rafael Correa. No sólo es un hombre de acción, también lo es de gestos. Gestos de coherencia, como la renuncia en 2005 al ministerio de Economía del gobierno del presidente Palacio, siendo más popular que el propio jefe de Estado, cuando planteó la necesidad de huir de las fauces de los organismos multilaterales que, como el Banco Mundial o el FMI, habían exprimido al pequeño país sudamericano hasta el punto de que tuvo que abandonar el sucre y asumir el dólar como moneda de circulación. O como el que le llevó a presentarse solo en las elecciones de 2006, sin candidatos para el parlamento, por cuanto de nada le servirían en el caso de asumir la presidencia, puesto que su primera acción sería la activación del poder democrático primario y la convocatoria de una asamblea constituyente. De hecho, en noviembre de 2007 la asamblea constituyente ecuatoriana ordenó el receso del Congreso y se dedicó a redactar la que actualmente es seguramente la Constitución más avanzada en vigencia, votada mayoritariamente por los ecuatorianos, con casi el 64% de los votos, en septiembre de 2008.

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