WSJ AMERICAS
Al igual que Tony Curtis y Sidney Poitier en el clásico Los fugitivos, las acciones y las materias primas parecen encadenadas entre sí contra su voluntad, desesperadas por separarse pero incapaces de librarse las unas de las otras.
En los últimos años, muchos inversionistas han concluido que los commodities como el petróleo, el maíz y el oro ofrecen retornos independientes y una alternativa para diversificar las inversiones. Pero las correlaciones entre las acciones y los bienes básicos —el nivel al cual sus precios se mueven al unísono— son, en muchos casos, las más altas que se han visto en casi 30 años.
Este año, alrededor de 40% de los movimientos semanales del índice S&P 500 pueden explicarse por las fluctuaciones en los precios de la energía, asegura Michele Gambera, jefe de análisis cuantitativo en UBS Global Asset Management; dos veces el nivel de similitud de los cinco años anteriores y unas 20 veces el de las últimas dos décadas.
Algunas de las relaciones entre las acciones y los commodities se ven raras. Recientemente, la correlación mensual entre los futuros del mercado del azúcar y el índice S&P 500 alcanzó el 67%, más de 10 veces su nivel de apenas una semana antes, apunta Howard Simons, estratega en Bianco Research.