DANNY MANOSÁLVEZ
EL CLARÍN DE CHILE
La implementación de algunas medidas, proyectos, la forma hacer política y el mentado discurso del consenso y la unidad nacional, son expresiones de como se va cimentando un proyecto de sociedad y persona; para aquello se tienen aparatos ideológicos muy potentes y funcionales como universidades (educación) y medios de comunicación (alienación).
Conjuntamente, se carece de una real oposición política, la cual sigue sumergida en una letargo y que a lo más es una instancia reactiva ante lo que propone el gobierno. Asimismo, los ciudadanos -al parecer- encandilados con las parcas rojas, la pirotecnia comunicacional, los discursos grandilocuentes, la fraseología y una que otra puesta en escena, parecen inmóviles y meros espectadores (consumidores).
Progresivamente se consolida el dominio, concentración y uniformidad del espacio público (que decir del privado). No conforme con aquello, ahora se apuntan los dardos a un área fundamental como es la historia y las ciencias sociales; disciplinas que promueve y contribuye al desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo. Entonces, ¿qué hay detrás de esta medida?, ¿simplemente “emular” a los países que tenemos como referentes a nivel internacional?; ¿seguir las indicaciones de la OCDE?. Quien podría estar en desacuerdo con mejorar el nivel de la educación, el punto es cómo y desde dónde y si aquello implica “perjudicar” determinadas áreas del conocimientos para “beneficiar” a otras.
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