ALAI
La reacción del gobierno frente al asilo de María del Pilar Hurtado en Panamá confirma que la tarea de Santos es recuperar la legitimidad internacional del Estado colombiano. Si es necesario, la oligarquía y el imperio sacrificarán a Uribe. Es desechable. La alianza con la mafia ya cumplió su cometido, lo cual no significa que vayan a acabar con la economía ilegal del narcotráfico.
Los EE.UU necesitan un líder del eje México-Colombia-Perú-Chile como parte de la política de contención de los procesos de cambio que avanzan en América Latina. “La lucha contra el terrorismo y el narcotráfico” - médula de la estrategia gringa -, les exige un mínimo de legalidad institucional. Coincide con los sueños de Santos quien ha sido el principal opositor de la revolución bolivariana. A pesar de los acercamientos con Chávez, Colombia está destinada a ser herramienta del imperio para legitimar su intervención armada en el continente. La crisis económica mundial y el agotamiento de los recursos energéticos los obliga a provocar nuevas guerras y enfrentamientos (caso de las Coreas).
La legitimidad institucional neo-granadina fue afectada por los desafueros delictivos cometidos por la coalición mafiosa de Uribe. Las clases dominantes y amplios sectores de la sociedad colombiana fueron sus cómplices, convencidos de que “todo vale” en la lucha contra la insurgencia. Ahora, tratan de enmendar la plana sin pagar costos políticos. La actitud de las fuerzas democráticas será determinante para evitar que lo consigan.
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