Las revueltas en Túnez, Egipto y ahora en Libia han provocado un maremoto político y económico que está afectando a América latina. Los sucesos en el Magreb, y en especial en Libia, han tenido dos tipos de efectos sobre la región: políticos y económicos.
De entre los políticos destaca la solidaridad de Cuba, Nicaragua y Venezuela con Muamar el Gadafi, mientras el resto de la región ha condenado la dura represión. Económicamente, los sucesos libios han provocado el alza del petróleo que es bienvenida por países como México o Venezuela mientras que otros, como Chile, ven como la bolsa cae fuertemente.
La oleada de revueltas que están teniendo lugar en el Magreb en 2011 tuvo una primera consecuencia para América latina como fue la suspensión de la cumbre entre los países latinoamericanos y los árabes que estaba prevista para que se celebrara en Lima entre el 12 y el 16 de febrero.
Dada la personalidad y proyección internacional de Muamar el Gadafi, los sucesos en Libia han tenido más repercusión en la región que lo ocurridos en Túnez o Egipto, aunque como señala Carlos Malamud en un trabajo para el Real Instituto Elcano “las reacciones varían desde la suspensión de relaciones diplomáticas anunciada por el presidente del Perú Alan García, a la cerrada defensa del régimen de Gadafi por parte del presidente nicaragüense Daniel Ortega. En el medio, la variedad de respuestas es amplísima, incluyendo el silencio de algunos”.