Por Matt Moffett y Jonathan House.
MADRID-Alexandra Gorosabel y su familia llegaron a España durante el boom económico de la década pasada decididos a escapar de la pobreza en su país natal de Ecuador. Pero el colapso de la economía española y restricciones inmigratorias más fuertes interrumpieron sus sueños.
El esposo de la señora Gorosabel perdió su empleo de jardinero a comienzos de este año y ello sólo pudo encontrar un trabajo de pocas horas como empleada doméstica, laborando ilegalmente. Entonces, la señora Gorosabel de 35 años de edad decidió retornar al Ecuador con sus dos pequeños hijos. “Estoy desperdiciando mi juventud aquí, por nada,” dijo, añadiendo que espera que su esposo la siga le siga pronto de vuelta a casa.
El altísimo desempleo en España y la reacción en contra de los trabajadores extranjeros que la recesión ha causado, pusieron freno a lo que los expertos consideran uno de los mayores booms inmigratorios en un país desarrollado en tiempos modernos. En conjunto, los arribos de inmigrantes se han reducido a un mínimo y ha habido un salida de trabajadores provenientes de los países de emigración más importantes como Ecuador.
El miércoles, Moody’s Investors Service puso bajo revisión al rating crediticio AAA de España, para posiblemente degradarlo. Este movimiento sigue a la degradación de España por parte de Fitch Ratings, desde el codiciado rating más alto. La caída de una categoría aumentó la presión al euro y a las acciones. En abril Standard & Poor’s bajó a España a AA.
En Ecuador, las remesas de trabajadores en España cayeron un 20% y el gobierno ha diseñado programas para ayudar a los que retornan a encontrar trabajo y adaptarse psicológicamente a su abrupto regreso a casa. En una entrevista reciente con la prensa española, el presidente de Ecuador Rafael Correa dijo que las más estrictas políticas migratorias europeas representan “una monstruosa inconsistencia” y “una ingratitud histórica”, señalando que América Latina abrió sus puertas a refugiados españoles después del ascenso de la dictadura de Francisco Franco en los treinta.
Durante la próspera década que terminó en 2007, España mantuvo una de los políticas inmigratorias más acomodaticias en Europa, al buscar trabajadores para sus crecientes industrias de la construcción y servicios. Gracias en parte a una amnistía para los inmigrantes ilegales, fáciles procedimientos para que los inmigrantes traigan a sus familiares y un agresivo reclutamiento extranjero, los inmigrantes ocuparon un estimado del 40% de los seis millones de empleos que se crearon en España entre 1997 y 2007, de acuerdo a los estimados de la OECD.
A lo largo de la década pasada, la población extranjera en España creció más de 500%, para situarse sobre los 5.7 millones, abarcando más del 12% de la población. América Latina es la mayor fuente regional de inmigrantes, pero Rumania y Marruecos son los dos países de envío más importantes, seguidos por Ecuador.