WASHINGTON, 27 Jul. (Reuters/EP) -
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está intentado limitar el daño causado por la filtración de una gran cantidad de documentos sobre la guerra de Afganistán y ha asegurado que, aunque está preocupado por la divulgación de la información, ésta no revela nada que no se supiera.
Obama defendió su estrategia para la impopular guerra después de la publicación sin autorización de unos 92.000 documentos clasificados, un hecho que según él subraya la necesidad de mantener el mismo enfoque, y urgió a los legisladores a que aprueben con prontitud una partida de 37.000 millones de dólares para la guerra.
"Aunque estoy preocupado por la divulgación de información delicada del campo de batalla que podría poner en peligro a las personas o las operaciones, el hecho es que estos documentos no revelan ningún aspecto del que no se haya informado en nuestro debate público sobre Afganistán", dijo Obama en sus primeras declaraciones a la prensa sobre esta cuestión.
La Administración Obama ha respondido de forma confusa a la filtración de archivos militares que ofrecían una imagen negativa de la guerra de Afganistán y resucitaba las dudas sobre un aliado clave de Estados Unidos, Pakistán.
La publicación de los documentos podría alimentar la incertidumbre en el Congreso de Estados Unidos en una coyuntura crítica, mientras Obama envía a 30.000 soldados más al campo de batalla en un intento por acabar con la insurgencia talibán.
Los documentos, hechos públicos por la web WikiLeaks, detallan acusaciones sobre que las fuerzas estadounidenses trataron de ocultar muertes de civiles, así como la preocupación de Washington de que Pakistán ayude en secreto a los talibán, incluso mientras aceptaba miles de millones de dólares en ayuda de Estados Unidos.
Las filtraciones, una colección de informaciones de inteligencia de campo e informes de amenazas de antes de que Obama ordenara el incremento de tropas en diciembre, ilustraron la desalentadora evaluación del Pentágono sobre la guerra en medio de un deterioro de la seguridad y un resurgimiento de los talibán.
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está intentado limitar el daño causado por la filtración de una gran cantidad de documentos sobre la guerra de Afganistán y ha asegurado que, aunque está preocupado por la divulgación de la información, ésta no revela nada que no se supiera.
Obama defendió su estrategia para la impopular guerra después de la publicación sin autorización de unos 92.000 documentos clasificados, un hecho que según él subraya la necesidad de mantener el mismo enfoque, y urgió a los legisladores a que aprueben con prontitud una partida de 37.000 millones de dólares para la guerra.
"Aunque estoy preocupado por la divulgación de información delicada del campo de batalla que podría poner en peligro a las personas o las operaciones, el hecho es que estos documentos no revelan ningún aspecto del que no se haya informado en nuestro debate público sobre Afganistán", dijo Obama en sus primeras declaraciones a la prensa sobre esta cuestión.
La Administración Obama ha respondido de forma confusa a la filtración de archivos militares que ofrecían una imagen negativa de la guerra de Afganistán y resucitaba las dudas sobre un aliado clave de Estados Unidos, Pakistán.
La publicación de los documentos podría alimentar la incertidumbre en el Congreso de Estados Unidos en una coyuntura crítica, mientras Obama envía a 30.000 soldados más al campo de batalla en un intento por acabar con la insurgencia talibán.
Los documentos, hechos públicos por la web WikiLeaks, detallan acusaciones sobre que las fuerzas estadounidenses trataron de ocultar muertes de civiles, así como la preocupación de Washington de que Pakistán ayude en secreto a los talibán, incluso mientras aceptaba miles de millones de dólares en ayuda de Estados Unidos.
Las filtraciones, una colección de informaciones de inteligencia de campo e informes de amenazas de antes de que Obama ordenara el incremento de tropas en diciembre, ilustraron la desalentadora evaluación del Pentágono sobre la guerra en medio de un deterioro de la seguridad y un resurgimiento de los talibán.
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