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Al igual que ocurrió en la votación de la Cámara Alta, el plan ha contado con el apoyo mayoritario del bloque republicano en la Cámara Baja, logrando así superar la oposición ejercida por los demócratas que rechazan la aplicación de esta reducción de impuestos a las rentas altas, en vez de restringirla a la clase media.
Este plan contempla una prórroga de dos años de las reducciones fiscales aprobadas durante la administración del ex presidente George. W. Bush, que se aplicará a toda la población, otra de trece meses para los subsidios de desempleo, y una disminución de la carga impositiva sobre las nóminas para favorecer la contratación.
La Casa Blanca confía en que este paquete de estímulo de 858 millones de dólares (647 millones de euros) consiga reducir la tasa de 10 por ciento de paro, incentivar el consumo interno, y reactivar la actividad empresarial, aunque como contrapartida algunos apuntan que podría ahondar en la ya preocupante cifra de deuda nacional que ronda los 14 billones de dólares (10,5 billones de euros).
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