Traducido para Rebelión por Caty R. |
Debido a las lluvias torrenciales que padece desde hace varios días, Pakistán se enfrenta a una de las peores situaciones humanas y materiales que se conocen desde hace 80 años. Los daños son impresionantes. Alrededor de 22 millones de personas están afectadas por las graves inundaciones. Muchas infraestructuras no han aguantado la violencia de las lluvias.
Muchas carreteras están intransitables, igual que los puertos. Millones de personas se han visto obligadas a dejar precipitadamente sus casas y la ONU señala la cifra de cinco millones de personas sin hogar. Se han establecido campamentos provisionales y alrededor de un millón de personas ya se han instalado en ellos en condiciones sanitarias lamentables. El sur del país, y especialmente la provincia de Snidh, está extremadamente debilitado por la catástrofe. Las pérdidas económicas se cuentan en miles de millones y el sector agrícola está particularmente afectado ya que numerosas tierras de cultivo han quedado devastadas.
Pakistán necesita ayuda. El 20 de agosto de 2010 los países miembros de la ONU se comprometieron a aportar 200 millones de dólares, pero no se trata más que de promesas y las experiencias precedentes en la materia demuestran que sólo una pequeña parte de esa suma llegará al país. El Banco Asiático de Desarrollo, que ya conoció el tsunami de diciembre de 2004, se ha proclamado líder del esfuerzo de reconstrucción en Pakistán y ya ha anunciado un préstamo de 2.000 millones de dólares. El Banco Mundial ha añadido un préstamo de 900 millones de dólares. Así, afectado por una catástrofe natural, Pakistán va a ver incrementada su deuda de forma significativa.