Las materias primas se rinden al pesimismo del mercado. El crudo, estrechamente relacionado con el crecimiento económico, profundiza sus caídas y cotiza en torno a los 72 dólares el barril. Su nivel más bajo desde principios de julio. La historia se repite con el aluminio y cobre.
Van encajando las piezas poco a poco, pero hacia la dirección que el mercado prefiriría evitar: una nueva recesión económica. Después de todo, ya no es únicamente la evolución de la renta fija refugio la que defiende con su cotización la posibilidad de una nueva recaída económica, ni tampoco los datos macroeconómicos que se van conociendo en Estados Unidos -el último en publicarse reiteró la debilidad del sector inmobiliario-. Las materias primas se contagian del pesimismo del mercado y la demanda pierde brío a favor de lo activos que ofrecen refugio.
El barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, recorta más de un 20% desde que marcó máximo anual en mayo, hasta situarse en torno a los 72 dólares el barril. Con ello, "el petróleo pierde su directriz alcista de corto plazo y es una clara señal de agotamiento que podría llevar a probar en las próximas semanas el fuerte soporte del crudo situado en los 68 dólares ", señalan desde Bolságora.