WASHINGTON—Dieciocho meses después de que el presidente Barack Obama administrara una dosis masiva de aumentos del gasto y de recortes de impuestos, economistas y políticos se han enfrascado en un acalorado debate sobre si la medicina del estímulo fiscal está curando o empeorando al paciente.
La discusión no es meramente académica. Está influyendo en las decisiones legislativas sobre si es mejor responder al angustiante pronóstico para la economía estadounidense con más gasto gubernamental o con iniciativas para reducir el déficit.
Un bando dice que el paquete de estímulo fiscal de Obama de US$862.000 millones impidió una recesión aún mayor. Una reducción del déficit en las actuales circunstancias, se insiste, haría que la economía cayera en picada.