El déficit comercial de EE. UU. aumentó un 18,8% en junio al alcanzar 49.900 millones de dólares, el nivel más alto de los últimos 20 meses, sumando desconfianza en la capacidad de la economía estadounidense para recuperarse.
El incremento superó todos los pronósticos, sorprendiendo al mercado y a analistas, quienes habían predicho que se situaría en torno a los 42.500 millones.
Este repunte se debió a un descenso del 1,3% en las exportaciones, que se situaron en 150.500 millones de dólares, y un aumento de las importaciones del 3%, que alcanzaron los 200.300 millones, impulsadas por la compra de bienes de consumo.
El alza estuvo empujada por China, que en junio registró el mayor volumen de exportaciones a Estados Unidos y cuyo déficit pasó de 22.300 millones de dólares en mayo a uno de 26.200 millones.
El déficit comercial sigue siendo un lastre importante para que la economía estadounidense se recupere de la recesión más profunda y prolongada en siete décadas. El mal comportamiento de esta variable es uno de los factores que explica la débil creación de empleos en la primera potencia mundial y se agrega a la larga lista de males de la economía, que contribuyen a poner en duda la capacidad de la economía para recuperarse.