La Jornada.
Una forma de interpretar el golpe es verlo como una escaramuza en la
batalla entre Estados Unidos y Brasil por la hegemonía geopolítica en
Sudamérica. Las jugadas iniciales de Brasil –suspender a Paraguay no
sólo del Mercosur, sino de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur)–
no son exactamente lo que quiere Estados Unidos.
Pero hay, sin embargo, ambigüedades en la posición de Brasil. Las
plantaciones en Paraguay contra las cuales los campesinos luchaban
incluyen un número significativo que son propiedad de los brasiguayos
(brasileños y uruguayos) y en consecuencia Brasil no quiere cortar
todos los vínculos económicos con Paraguay. Además, Paraguay es una
fuente importante de energía hidroeléctrica para Brasil.
¿Qué pasará? El actor clave es precisamente Brasil. No puede darse el
lujo de recibir un golpe que será interpretado por toda Sudamérica como
algo que fortalece la posición de Estados Unidos. Pero los intereses
políticos de Brasil como potencia
emergente–la creación de un bloque sudamericano, encabezado por Brasil– tuvieron que ser balanceados por los intereses económicos de Brasil en la propia Sudamérica. Para saber lo que ahora ocurrirá en Paraguay uno debe mantenerse atento a Brasil.