Diario Hoy.
El superintendente de Bancos y el procurador del Estado no convencieron a la oposición, que teme por sanciones internacionales.
El superintendente de Bancos, Pedro Solines, y el procurador general del Estado, Diego García, comparecieron ayer ante la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional para tranquilizar a la oposición sobre la firma del acuerdo comercial entre Ecuador e Irán que impulsa el Gobierno de Rafael Correa. Tras más de cuatro horas de debates, durante los cuales fue escuchado también el director del Comité Empresarial Ecuatoriano, Roberto Aspiazu, se puede decir que todos sus esfuerzos desembocaron en el fracaso.
Betty Amores, César Montúfar y Fausto Cobo, los asambleístas de oposición miembros de la comisión, se fueron de la cita más convencidos aún de la inconveniencia del acuerdo. El principal argumento, paradójicamente, lo dio el procurador cuando dejó claramente establecido que la República Islámica de Irán es, para el Grupo de Acción Financiera (GAFI), un "país de alto riesgo y no cooperante". Como la imagen del Ecuador ante el GAFI no atraviesa sus mejores momentos, a ninguno de ellos le parece oportuno la firma del convenio.
Más aún considerando la insignificancia del volumen de intercambio comercial entre los dos países. Según datos aportados por Roberto Aspiazu, las ventas del Ecuador a Irán equivalen al 0,0045% del total de exportaciones: $1,2 millones. Las importaciones son aún menores pues representan apenas $332 mil en 2011, es decir, el 0,0015% del total.
La pertenencia de Irán a la lista negra del GAFI, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la Unión Europea ocupó la mayor parte del debate. Fue el oficialista Fernando Bustamante, presidente de la comisión, quien rebatió estas posturas en una apasionada intervención. "¡No está prohibido comerciar con Irán!", dijo: que la comunidad internacional haga "llamados a tener cuidado, no quiere decir que la banca iraní esté en su totalidad sancionada".
Como ejemplo, citó la cifras de intercambio comercial entre la república islámica y varios países occidentales, incluyendo Brasil, Estados Unidos, "la irreprochale Alemania" y "la conservadora Italia". En todos los casos, el intercambio asciende a centenares de millones de dólares.
El superintendente de Bancos, Pedro Solines, y el procurador general del Estado, Diego García, comparecieron ayer ante la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional para tranquilizar a la oposición sobre la firma del acuerdo comercial entre Ecuador e Irán que impulsa el Gobierno de Rafael Correa. Tras más de cuatro horas de debates, durante los cuales fue escuchado también el director del Comité Empresarial Ecuatoriano, Roberto Aspiazu, se puede decir que todos sus esfuerzos desembocaron en el fracaso.
Betty Amores, César Montúfar y Fausto Cobo, los asambleístas de oposición miembros de la comisión, se fueron de la cita más convencidos aún de la inconveniencia del acuerdo. El principal argumento, paradójicamente, lo dio el procurador cuando dejó claramente establecido que la República Islámica de Irán es, para el Grupo de Acción Financiera (GAFI), un "país de alto riesgo y no cooperante". Como la imagen del Ecuador ante el GAFI no atraviesa sus mejores momentos, a ninguno de ellos le parece oportuno la firma del convenio.
Más aún considerando la insignificancia del volumen de intercambio comercial entre los dos países. Según datos aportados por Roberto Aspiazu, las ventas del Ecuador a Irán equivalen al 0,0045% del total de exportaciones: $1,2 millones. Las importaciones son aún menores pues representan apenas $332 mil en 2011, es decir, el 0,0015% del total.
La pertenencia de Irán a la lista negra del GAFI, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la Unión Europea ocupó la mayor parte del debate. Fue el oficialista Fernando Bustamante, presidente de la comisión, quien rebatió estas posturas en una apasionada intervención. "¡No está prohibido comerciar con Irán!", dijo: que la comunidad internacional haga "llamados a tener cuidado, no quiere decir que la banca iraní esté en su totalidad sancionada".
Como ejemplo, citó la cifras de intercambio comercial entre la república islámica y varios países occidentales, incluyendo Brasil, Estados Unidos, "la irreprochale Alemania" y "la conservadora Italia". En todos los casos, el intercambio asciende a centenares de millones de dólares.