IADE
Luego
de sufrir una de las crisis más graves y duraderas de su historia
(1998-2002), la economía argentina ha presentado un desempeño económico
notable que se refleja en buena parte de los indicadores
macroeconómicos. En efecto, entre 2002 y 2010 el producto interno bruto
(PIB) creció a una tasa anual acumulativa del orden del 7,6% (a precios
constantes), el producto industrial lo hizo a una tasa aún más elevada
(9,5% anual), las cuentas fiscales fueron superavitarias, se redujo el
peso de la deuda pública sobre el producto y cayó significativamente el
desempleo, entre otras cuestiones relevantes. En relación al sector
externo, el déficit de cuenta corriente que había predominado durante la
vigencia del régimen de convertibilidad fue revertido, dando lugar a un
superávit explicado, fundamentalmente, por el positivo desempeño de las
exportaciones en el intercambio comercial.