BBC MUNDO
Cualquiera podría pensar que el aumento de los precios del petróleo sólo puede traer beneficios a una economía dependiente de la energía. Sin embargo, esto no es así.
Tomemos el caso de Rusia: durante los años del boom de la década de 2000, cuando el presupuesto del país aumentó gracias a los ingresos por exportaciones de petróleo y gas, el gobierno evitó tomar muchas medidas impopulares pero necesarias para diversificar su economía.
Entonces, ocurrieron dos cosas no relacionadas entre sí: Dmitri Medvedev se convirtió en presidente de Rusia y poco después comenzó la crisis financiera mundial.
Sin muchas alternativas, el joven presidente puso en marcha un programa de modernización, con el objetivo de convertir a Rusia en un país tecnológicamente avanzado.