lunes, 4 de julio de 2011

El triunfo de las teorías conspirativas

Claudia Piero
INFOBAE

Producido un "crimen", la pregunta crucial que lleva hacia el autor o instigador de ese es: ¿a quién beneficia?

En la lista de sospechosos está, en primer lugar, el gobierno francés, en particular, el presidente Nicolas Sarkozy, interesado en quitar del medio a su rival más temido de cara a las próximas elecciones presidenciales -mayo 2012-; también Rusia y más especialmente, el primer ministro Vladimir Putin, a quien el propio Dominique Strauss Kahn -antes de ser arrestado en Nueva York por intento de violación- había atribuido la intención de sacarlo del FMI; un fiscal estadounidense en busca de fama mediática y hasta las feministas francesas interesadas en dar amplitud al caso para hacer valer sus reivindicaciones: todos ellos, y algunos más seguramente, integran la lista de "sospechosos".

En el capítulo de los móviles, cabe recordar que Strauss Kahn (DSK, como lo llaman los franceses por sus iniciales) era el dirigente mejor colocado en intención de voto para disputar la segunda vuelta de las presidenciales con la candidata del Front National (extrema derecha) Marine Le Pen. Eso sí, primero debía ganar la interna socialista -la inscripción de listas cerraba el 13 de julio, pero se habla de una postergación. Por ese motivo, no faltó quien considerara que quizás algún adversario interno de DSK en el Partido Socialista podía también ser parte del complot.

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