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Es asombrosa la poca cobertura mediática que ha habido en el Reino Unido sobre unas medidas absolutamente revolucionarias y polifacéticas reveladas recientemente por la UE, como respuesta a la crisis de la eurozona y que entran dentro de lo que Bruselas llama ‘gobernanza económica’.
Sólo se ha hablado de este tema en un par de artículos de la prensa sensacionalista y aun así, su importancia ha quedado sepultada bajo la anecdótica pretensión por parte de la Unión Europea de armonizar el tamaño de los condones, de prohibir las patatas fritas con sabor a beicon ahumado porque el ahumado puede causar cáncer y de cambiar el nombre del chocolate a ‘vegelate’.
Según una fuente cercana al Ministerio de Finanzas alemán, el embajador del Reino Unido en la UE, Kim Darroch, le comentó que era mejor que el partido por la independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés) y la prensa se ocuparan antes de la curvatura de los plátanos que de las propuestas de la gobernanza económica, y en particular de algo llamado el ‘Semestre Europeo’. “Si supieran lo que está pasando...”, afirmó el ministro.
Es notorio que el quid pro quo para los rescates de Grecia e Irlanda por parte de la UE y el FMI ha significado en los dos países la amputación de la toma de decisiones sobre las políticas fiscales internas. Esa amputación ha sido realizada sin anestesia por un equipo de cirujanos de la Comisión Europea, entrenados por el Ministerio de Finanzas alemán, utilizando sierras y formones prestados por el Departamento de Economía de la Universidad de Chicago. Portugal, aun antes de solicitar el rescate, llevaba tiempo cumpliendo el programa de gobierno dictado por Bruselas y Berlín.