Pat Mooney
Estamos atestiguando a la contaminación transgénica de la FAO. Eso es una tragedia. Todo el proceso ha contaminado a la FAO. Es sorprendente darnos cuenta que, a lo largo de los últimos meses, mil 500 organizaciones campesinas, sociales y de la sociedad civil de todo el mundo escribieron una carta al secretariado general de la FAO diciéndole: tienen que hacer algo respecto a un crimen de lesa humanidad que está ocurriendo aquí en México con los cultivos de maíz. La FAO respondió: nos encantaría ayudar, pero se trata de un asunto nacional, y nosotros no podemos intervenir en un asunto nacional.
Después, la FAO viene a México, y realiza una conferencia sobre la biotecnología en cultivos y, cuando los agricultores, los campesinos y las organizaciones de aquí, como UNORCA, le dicen a la FAO que quieren participar en ella para hablar sobre la contaminación transgénica, la FAO responde: “nos encantaría que vinieran pero, desafortunadamente, esta es una conferencia internacional y ustedes no pueden asistir”. De tal manera que, lo que atestiguamos aquí es la contaminación de la FAO a manos de las empresas trasnacionales y la cobardía de la FAO para abordar este tema como organización del sistema de Naciones Unidas, y eso es absolutamente inaceptable.
Si se miran los crímenes contra la humanidad, como lo es la contaminación transgénica del maíz, debemos mirar también el crimen contra la humanidad que representa la contaminación de la Organización de Naciones Unidas.
Leer el análisis completo en ALAI...
Leer el análisis completo en ALAI...