miércoles, 19 de septiembre de 2012

La apuesta por la paz en Colombia

Michael Shifter/Inter-American Dialogue.

Hay tantas razones para estar lleno de esperanza, así como de escepticismo, de que las conversaciones de paz anunciadas recientemente entre el Gobierno colombiano y las Farc llevará el conflicto armado que padece el país, desde hace mucho tiempo, a su fin.

Todo el mundo tiene una opinión respecto de si las condiciones son ahora suficientemente favorables como para producir una paz duradera. Lo que es claro es que el presidente Juan Manuel Santos ha tomado un gran riesgo al seguir ese camino.

Es posible que haya decidido apostar debido a su caída en el apoyo público, con la mirada puesta en la reelección en 2014. Pero su motivación es menos importante que el hecho de que él y su gobierno, y la nación, tengan éxito en enfrentar un desafío tan enorme.

La razón principal para creer que existe una razonable posibilidad de éxito es que, gracias en gran parte a la política de “seguridad democrática” puesta en marcha durante la presidencia de Uribe, el Estado colombiano es mucho más fuerte -y las Farc más débil- que hace doce años durante el último intento fallido de hacer la paz.

Santos está aprovechando sabiamente el éxito de su predecesor en la mejora de la seguridad para dar otra oportunidad a la paz.

Afortunadamente, a Colombia no le falta experiencia en este tema.