lunes, 14 de enero de 2013

Sostén de la economía mundial.

Federico Steinberg/Real Instituto Elcano.

El auge de las potencias emergentes es, posiblemente, el fenómeno más importante que se ha producido en la economía mundial desde la revolución industrial. Desde hace dos o tres décadas, un conjunto de países en vías de desarrollo comenzaron a hacer las cosas bien: zanjaron sus conflictos armados, mejoraron la calidad de sus instituciones, invirtieron en capital físico y humano y aprovecharon la apertura de los enormes mercados de los países avanzados para exportar, convirtiéndose así en nodos fundamentales de las cadenas de valor globales. Pasaron así de representar menos del 35% de la producción mundial a principios de los años noventa a superar el 50% en la actualidad, modificando la geografía mundial del comercio y las inversiones y dando lugar a una economía cada vez más multipolar y desoccidentalizada. Estos cambios no implican que la renta per capita en estos países se haya acercado todavía al nivel que tienen los países ricos, ni tampoco que los problemas de pobreza y desigualdad no sigan siendo importantes. Sin embargo, muchos de los ciudadanos de los países emergentes tienen desde hace años la certeza de que sus hijos vivirán mejor que ellos, algo de lo que los europeos y los estadounidenses ya no están tan seguros.