ALAI
Las
millonarias inversiones en infraestructura decididas por el gobierno de
Dilma Rousseff para ser traspasadas a la gestión privada, son la
principal apuesta de Brasil para salir del estancamiento y retomar la
senda del crecimiento.
“¡Cayó la ficha!”, exclamó el economista Antonio Delfim Netto, ex ministro de Hacienda de la dictadura brasileña. “Cuando
la incertidumbre sobre el futuro es absoluta, cuando el pasado no
contiene la información sobre el futuro, sólo una acción decidida y
fuerte del Estado, como la que estamos viendo, puede poner en marcha al
sector privado y a la economía. Esa acción, correcta y creíble, es capaz
de anticipar la esperanza” (Valor, 21 de agosto de 2012).
De
ese modo saludó el economista conservador el Programa de Inversiones en
Logística anunciado por Dilma Rousseff el 15 de agosto ante decenas de
empresarios que esperaban una señal del gobierno para colocar sus
dineros en obras con retornos económicos asegurados por el Estado. El
programa supone concesiones a las empresas privadas luego de invertir 40
mil millones de dólares en los próximos cinco años para construir 5.700
kilómetros de autopistas y 10.000 de vías férreas. Sólo en esos rubros
el programa prevé 65 mil millones de dólares en 30 años.