jueves, 24 de junio de 2010

Immanuel Wallerstein: Opciones imposibles en una depresión mundial.

Gracias a Agence Global por otorgar a EnfoqueMundo el permiso de traducir y publicar el más reciente comentario del profesor Wallerstein.

Comentario No. 283, 15 de junio de 2010.

Mientras los líderes mundiales y los comentaristas siguen negando la realidad de una depresión mundial –ni siquiera utilizan el término- las opciones imposibles enfrentadas por gobierno tras gobierno se van haciendo cada vez más y más obvias. Consideren lo que ha pasado solamente en el último mes.

Los Estados Unidos han tenido sus peores cifras de desempleo en un buen tiempo. Si, hubo algunos empleos nuevos, pero 95% de ellos se debieron a trabajadores temporales del censo. Los empleadores privados aumentaron tan sólo 10% de los empleos que se esperaba agregasen. A pesar de esto, se ha hecho políticamente imposible lograr que el Congreso vote por más dinero de estímulo. Y la Reserva Federal ha dejado de comprar securities del Tesoro y bonos de hipotecas. Éstas eran las dos principales estrategias para aumentar los empleos ¿Por qué? El llamado a que reduzca el déficit se ha hecho demasiado fuerte.

La consecuencia más inmediata se puede ver al nivel de los presupuestos de los distintos gobiernos estatales. El costo del Medicaid ha aumentado a causa de la crisis económica. Este costo es asumido por los distintos estados. Han sido ayudados el último año gracias al aumento de los subsidios federales al gasto de los estados en el Medicaid. El Congreso no renovará estos subsidios. El gobernador Edward Rendell de Pennsylvania dice que esto incrementará el déficit de su estado en dos tercios y forzará el despido de 20,000 maestros, oficiales de policía y otros trabajadores gubernamentales. Por supuesto, además de la pérdida de cuidados médicos para muchas personas.

En Gran Bretaña, el nuevo primer ministro David Cameron dice que recortar el endeudamiento es “el asunto más urgente que enfrenta hoy Gran Bretaña”. El Financial Times resume sus propuestas en su titular: “Cameron lanza un era de austeridad”. Su evaluación de esta política: “Si el gobierno ha de hacer tan fuertes recortes en el gasto, no puede evitar dañar los servicios de primera línea. Los recortes serán más salvajes que cualquiera de los contemplados inclusive por el gobierno de Thatcher”.

La canciller alemana Merkel ha anunciado su visión de austeridad: profundos recortes en el gasto público de inmediato, incrementándose cada año por los siguientes cuatro años. Anunció nuevos impuestos sobre las aerolíneas, sobre lo que a su vez las líneas aéreas del mundo anunciaron, dificultaría su capacidad de reducir sus balances negativos y de salvarse de la bancarrota. Las tasas de desempleo en Alemania aumentarán, pero sus beneficios de desempleo se reducirán. Otros gobiernos en Europa, además de los Estados Unidos, han urgido a Alemania a que gaste más y exporte menos, para restablecer la demanda mundial. Merkel ha rechazado tales pedidos, diciendo que la reducción de la deuda es su prioridad.

El nuevo primer ministro de Japón, Naoto Kan, advirtió al país que la situación de la deuda es tan mala que Japón podría enfrentarse a una situación comparable a la de Grecia. Para remediar esto, propuso algo de aumento de impuestos, más regulación de la arena financiera y nuevos tipos de gasto público.

En medio de esta súper-austeridad en el Norte, algo realmente notable ha ocurrido, lo que parece habérsele escapado a casi todos. Como todos saben, España es uno de los muchos países europeos ahora en dificultades económicas debido a sus muy grandes proporciones de deuda. El 30 de mayo, Fitch Ratings se unió a otras compañías calificadoras al reducir los bonos españoles de AAA a AA+. La pregunta es por qué. Tan sólo el día anterior el parlamento español votó los mayores recortes presupuestarios en el país en 30 años.

A hacer recortes presupuestarios es presumiblemente a lo que Alemania y otros han llamado a hacer a Grecia, Portugal, España y otros países amenazados por demasiada deuda. España respondió a esta presión. Y tan sólo porque lo hizo, Fitch Ratings bajó su calificación. Brian Coulton, el encargado de las calificaciones para España de Fitch dijo en el comunicado que degradaba a España que: “El proceso de ajuste a un nivel de endeudamiento privado y público menor reducirá materialmente la tasa de crecimiento de la economía española al mediano plazo”.

Entonces allí está –palo porque bogas, palo porque no bogas. Los especuladores financieros han creado a una caída desastrosa de la economía-mundo. La pelotita fue lanzada entonces a los gobiernos para que éstos resolvieran el problema. Los gobiernos tienen menos dinero y más demandas sobre ellos ¿Qué pueden hacer? Podrían endeudarse, hasta que aquellos con quienes se endeuden dejen de prestarles o exijan intereses demasiado altos. Podrían establecer impuestos y las empresas dirían que esto reduce su capacidad de crear empleos. Podrían recortar sus gastos y, además del terrible dolor que esto causaría en los más vulnerables, esta acción también reduciría sus posibilidades de crecimiento, como el señor Coulton mencionó para el caso español.

Por supuesto, hay algo muy grande en que poder reducir gastos –lo militar. Los gastos militares proveen empleos, pero muchos menos en el caso en que el dinero se utilizara de otra manera. Esto se aplica no solamente a quiénes más gastan como los Estados Unidos. Un aspecto poco comentado de los problemas de deuda de Grecia eran sus muy altos gastos militares. Pero ¿están los gobiernos dispuestos a reducir significativamente sus gastos militares? Esto no parece muy probable.

Entonces ¿qué pueden hacer los gobiernos? Tratan de hacer una cosa hoy y mañana otra. El año pasado eran los paquetes de estímulo. Este año es la reducción del enduedamiento. El año siguiente será más impuestos.

En todo caso, la situación completa se hará peor y peor.

¿Puede China salvarnos? Stephen Roach, el muy agudo analista de Morgan Stanley parece así pensarlo, si es que el gobierno chino “estimulase el crecimiento privado”. En tal caso, los crecientes salarios serán compensados por una mayor productividad. Puede ser. Pero el gobierno chino se ha resistido a adoptar tal política hasta ahora, no por razones económicas sino políticas. Su impulso de mantener la estabilidad política ha sido altamente prioritario hasta ahora. Además, inclusive Roach tiene un gran temor –que el “apaleo” (bashing) en contra de China en Washington lleve a éste a adoptar sanciones comerciales. Yo personalmente creo que hay una alta probabilidad de que esto suceda, a medida que la economía estadounidense se vaya deteriorando.

El camino fuera de todo esto no es algún pequeño ajuste por aquí o por allá – sea del tipo monetarista o keynesiano.

Para emerger del predicamento económico en el cual el mundo se encuentra se requiere de una reestructuración fundamental del sistema-mundo. Esto sin suda llegará su debido tiempo, pero ¿qué tan temprano?

Por Immanuel Wallerstein.

Traducción para EnfoqueMundo de Daniel García Sanz.

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Estos comentarios, publicados bimestralmente, pretenden ser reflexiones sobre el escenario mundial contemporáneo, visto no desde la perspectiva de los titulares inmediatos sino del largo plazo.