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HONG KONG – En la actualidad 
hay abundantes pruebas de que los sistemas financieros pueden dejar de 
funcionar correctamente, de lo que sirven como ejemplo Asia en los 
noventa y Estados Unidos y Europa una década después. Cuando ello 
ocurre, se paga un costo intolerable en la forma de interrupción del 
crecimiento y desempleo.
Pero
 una reforma del sistema no será posible, o resultará muy endeble, a 
menos que se alcance un consenso internacional en torno a ciertos temas 
clave. La libertad del dinero, de los mercados financieros y de las 
personas para trasladarse de un lugar a otro (y, de ese modo, eludir 
reglamentaciones e impuestos) puede ser un freno aceptable e incluso 
constructivo al exceso de intervención oficial, pero no cuando eso da 
pie a una competencia desregulatoria entre países que impide la adopción
 de normas éticas y prudenciales necesarias.
* Ex presidente del directorio de la Reserva Federal de los Estados Unidos
