El crimen organizado y el tráfico de drogas redujeron a mínimos los precios de los bienes inmuebles en México, que perdieron hasta un 80% de su valor, según indicaron empresas del ramo.
Chihuahua, Nuevo León, Michoacán, Guerrero y Tamaulipas figuran entre los estados más afectados por la depreciación. La vivienda se abarató debido a la proliferación de las extorsiones, al cobro de cuotas, secuestros y, en general, debido a la inseguridad que genera la actividad de los grupos criminales.
De acuerdo con las inmobiliarias consultadas por Excélsior, el efecto negativo en el sector es "muy alto" porque "muchas familias prefieren vender sus propiedades a precios irrisorios que tener que seguir pagando cuotas al crimen organizado o incluso tener que cederlas obligados por grupos de sicarios al servicio de los traficantes".
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