PARÍS (Agencias).— Los ministros de Economía de los países del Grupo de los 20 (G-20) y los presidentes de sus bancos centrales urgieron ayer a la eurozona a solucionar su crisis de deuda para evitar efectos globales, pero se mostraron divididos acerca de aumentar el capital del Fondo Monetario Internacional (FMI) para rescatar a los europeos.
Los ministros de los principales países industrializados y emergentes aumentaron la presión sobre los Estados de la zona euro para que el próximo fin de semana presenten sus planes para luchar contra la crisis crediticia de la región. En un lenguaje inusualmente directo, dijeron que esperaban que la cumbre de la Unión Europea del 23 de octubre “trate decisivamente los desafíos actuales mediante un plan integral”.