El aparato y la política militar colombiana parecen desarrollarse con independencia de lo que, al menos públicamente, manifiesta el presidente Álvaro Uribe. Sin desmentirlo o retractarlo directamente, el presidente Uribe se ha manifestado de manera diferente a su ministro de Defensa, Gabriel Silva, al sostener que “Yo no autorizo, y lo digo muy claramente, mientras yo sea presidente el país no puede tener una estrategia, un discurso de agresión internacional".
Sin embargo, el ministro de Defensa, había manifestado anteriormente que el ejército de su país estaba dispuesto a atacar bases guerrilleras en otros países, coincidiendo con la denuncia de que algunos jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estarían en territorio venezolano. En vísperas de fin de año, trascendió además un documento elaborado por ese ministerio, donde se propone reforzar y modernizar el armamento para enfrentar “agresiones” exteriores de países con “aspiraciones expansionistas ideológicas y territoriales” que amenazan a Colombia.
Poco antes Venezuela había denunciado el ingreso de un avión no tripulado espía desde territorio colombiano. Y que sobrevoló instalaciones militares cerca de la frontera. El ministro de Defensa colombiano, no negó directamente el hecho, y sólo bromeó que los soldados venezolanos habían visto “el trineo de Papá Noel”, ya que según él, los aviones no tripulados colombianos son más chicos que los descriptos por las autoridades venezolanas que hicieron la denuncia. El ministro Silva, en una entrevista al diario El Tiempo de Bogotá –que después revelaría el documento de Defensa- volvió a insistir en la necesidad de aumentar la capacidad militar del país para defenderse de ataques externos, y aunque no mencionó directamente a Venezuela, dijo que se trataba de un país vecino que estaba adquiriendo equipamiento militar.
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