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“Nosotras
 salimos de Facebook”, escribieron, como una forma de presentación, dos 
jóvenes brasileñas participantes de las multitudinarias protestas que 
recorren el país de lado a lado. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
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 Un grupo de jóvenes destapó las corrientes subterráneas de la 
indignación urbana en Brasil, al tocar un nervio incómodo de todas las 
grandes e incluso medianas ciudades del país como es el deterioro de la 
circulación y la calidad de vida.
Es
 una probable explicación para el torrente de protestas que movilizó el 
jueves 20 cerca de un millón de personas en un centenar de ciudades, 
incluyendo Brasilia y casi todas las 26 capitales estaduales. El aumento
 de los pasajes de autobús a comienzos de este mes operó como detonante 
de la rebelión juvenil, mayoritariamente estudiantil, que se extendió a amplios sectores de la sociedad.