martes, 16 de abril de 2013

Hacia una democracia progresista: el caso de Uruguay y Mujica

Carlos Rojas Huerta
Asuntos del Sur

El 1 de marzo del 2010, Uruguay parece haber entrado en una nueva etapa de su historia política con el juramento de José Mujica como Presidente de la República Oriental del Uruguay. Pese a los esfuerzos reales que sostuvo Tabaré Vásquez (2005-2010) para tratar de resolver las profundas dificultades del país en materia de educación, salud, garantías sociales y política interna, los avances que se produjeron fueron mínimos y carecieron de una profundidad real. José Mujica recibió un país visiblemente afectado por la falta de avances en sus políticas públicas y con retos pendientes en materias claves como la economía, sociedad o cultura. 
Mujica al asumir presentó cuatro ejes de trabajo para la conformación de políticas de Estado que pretendían  convertirse en politicas públicas perdurables e independientes al partido político gobernante. Estos ejes se definieron como “Estado”, “Seguridad”, “Medio Ambiente” y “Energía”, buscando reafirmar la necesidad que tenía el Estado uruguayo de contar con politicas que buscaran eliminar males como la indigencia y reducir en un 50% la pobreza; además, se buscó integrar a los partidos políticos de oposición a una nueva forma de trabajo al integrar comisiones para la elaboración y avances en materia de politicas públicas, todo esto enmarcado en una ambiciosa reforma del sistema político y público, basado en el modelo neozelandés.