ALAI
Las
referencias fundamentales para comprender el mundo contemporáneo son el
imperialismo y el capitalismo, sin los cuales nada resulta inteligible.
Así, evaluar a gobiernos y a fuerzas políticas significa, antes que
todo, evaluar la posición que tienen respecto a estas dos referencias.
Los
nuevos gobiernos latinoamericanos, que se volvieron mayoritarios en el
continente, deben ser considerados progresistas, porque desarrollan
procesos regionales de integración autónomos respecto a la hegemonía
norteamericana y, por otro lado, a contramano de los gobiernos
neoliberales que los han precedido, priorizan políticas sociales y no
ajustes fiscales, a la vez que desarrollan Estados que inducen el
crecimiento económico y garantizan derechos sociales, en lugar de
Estados mínimos.
En
el período histórico contemporáneo, los gobiernos y las fuerzas
políticas tienen que ser evaluados en esa óptica: en qué medida
reproducen o ayudan a superar el neoliberalismo, en qué medida
fortalecen o debilitan la hegemonía norteamericana. Muchos otros
aspectos pueden ser tomados en cuenta, pero lo central, lo determinante,
para evaluar gobiernos y fuerzas políticas son esos criterios.
Gobiernos
latinoamericanos como los de México, Chile, Colombia, Panamá, entre
otros, por ejemplo, reproducen el modelo neoliberal y, a la vez, son
aliados fieles del gobierno norteamericano, representando uno de los
polos del campo político latinoamericano.
Por
otra parte, los gobiernos progresistas tienen una postura de
independencia y soberanía en sus políticas externas, constituyendo un
bloque de gobiernos que resisten a la influencia norteamericana en la
región. En el marco interno, han reaccionado frente a los gobiernos
neoliberales, disminuyendo el principal problema latinoamericano, la
desigualdad.